Nuestra historia comienza con la visita a un prestigioso académico, quien nos introdujo al único y fascinante mundo del Parque Nacional Yasuní.
Como universitario, estudié biología marina y, desde entonces, comencé a especializarme en los peces marinos y en los peces de la Amazonía. Llegué a Ecuador como becario Fulbright, siendo una de las pocas personas en el país con experiencia en peces de agua dulce.
El Yasuní ha demostrado ser el lugar con mayor diversidad de especies por kilómetro cuadrado en todo el planeta, convirtiéndose en un laboratorio extraordinario para entender los ecosistemas más biodiversos del mundo. Ecuador ocupa apenas el 0.2% de la superficie terrestre del planeta, pero alberga más del 10% de todas las especies. Esta proporción es impresionante. Tenemos casi tantas especies de aves como las que se encuentran en Estados Unidos y Canadá juntos, en un área comparable al tamaño del estado más pequeño de Estados Unidos.
En una superficie de diez kilómetros cuadrados del Yasuní, hay más especies de ranas que en todo Estados Unidos y Canadá combinados. En una sola hectárea, 100 metros por 100 metros, hay más especies de árboles que en Estados Unidos y Canadá juntos. Así, una hectárea, como un estadio de fútbol, tiene más diversidad arbórea que un continente entero.
En cuanto a los insectos, se estima que hay alrededor de 100,000 especies por hectárea, aunque no sabemos con certeza el número exacto. Las colecciones y proyecciones indican una biodiversidad increíble, comparable a la de un continente entero.
Cuando consideramos estas cifras tan asombrosas, entendemos la enorme responsabilidad que tenemos. Al albergar una décima parte de las especies del planeta en un espacio tan pequeño, ¿cómo no sentirnos responsables de cuidarlo? Cada especie tiene una trayectoria evolutiva única y muchas plantas son utilizadas por las comunidades indígenas como su farmacia cotidiana, desde hace miles de años. ¿Qué dirán nuestros bisnietos sobre nuestra ignorancia si destruimos todo esto?
Algunas personas han hecho analogías impactantes: es como ir a la biblioteca más grande del mundo y prenderle fuego sin haber abierto un solo libro, o lanzar bombas al Vaticano. La explicación del valor del Yasuní o de la Amazonía no puede ser condensada en un solo párrafo.